Segunda Parte
Una fuente documental ampliamente citada por los mendaces revisionistas de hoy es el reporte Leuchter:
elaborado por un tipo de nombre Fred A. Leuchter Jr.:
Antes de hacer comentario alguno acerca del autor del “reporte Leuchter”, es necesario aclarar cómo fue que se llevó a cabo la elaboración de dicho reporte. El “reporte Leuchter” fue un trabajo hecho a la orden, hecho a la medida para satisfacer los gustos del cliente que pagó por la elaboración de dicho reporte. Y el que pagó por la elaboración de dicho reporte es nadie menos que el negacionista británico David Irving. No se trata de un trabajo en el que David Irving le haya dicho al imberbe timador Fred Leuchter: “quiero que investigues a fondo el asunto del Holocausto, y quiero que me proporciones una conclusión objetiva e imparcial sobre dicho evento”, sino un trabajo cuya premisa básica desde el principio era precisamente la negación del Holocausto, y Fred Leuchter tenía que acomodar de la mejor manera posible todos los argumentos que pudiera encontrar y que se le pudieran ocurrir para “demostrar” que el Holocausto nunca ocurrió; eso era por lo que se le estaba pagando. Su papel era actuar como el abogado del Diablo. Esto, por sí solo, destruye la credibilidad que de otra manera pudiéramos haberle dado a dicho reporte, porque no parte de la técnica de investigación inductiva propia de los detectives inteligentes que meticulosamente y con enorme paciencia van recopilando todas las evidencias y testimonios que les sea posible recopilar emiten un dictamen como: “en base a las evidencias y testimonios reunidos, concluímos que en el seno de esta familia el móvil del crimen fueron los celos pasionales y que el culpable del crimen fué el sobrino de la víctima, de acuerdo con varios correos electrónicos que le fueron encontrados en su computadora al sobrino”. El método utilizado por Leuchter fué el procedimiento axiomático o deductivo en el cual desde antes de comenzar las primeras pesquisas ya se ha declarado la culpabilidad del acusado y el trabajo se limita a escarbar por aquí y por allá buscando las “evidencias” para demostrar la “verdad” de la premisa que se supone cierta. Equivale a echarle al mayordomo de la mansión la culpa del crimen y limitarse a juntar lo que se pueda para hacerlo lo suficientemente sospechoso como para hacerlo pasar como culpable; es el método idóneo para la fabricación de “culpables”.
La historia de Fred A. Leuchter sería una comedia de no ser por su contenido trágico, lo cual hace de su vida una tragicomedia descrita en un documental titulado Mr. Death: The rise and fall of Fred A. Leuchter Jr. (El Sr. Muerte: El auge y la caída de Fred A. Leuchter Jr.) elaborado por el ampliamente galardonado cineasta documental Errol Morris. Y aunque los revisionistas insisten en afirmar que el descrédito y la caída final del Señor Muerte fueron “obra de perversos conspiradores judíos”, lo cierto es que a fin de cuentas el peor enemigo de Fred Leuchter fué Fred Leuchter; él terminó cayendo por su propio peso y sus mentiras que no pudieron ser sostenidas ante los tribunales de justicia. De haber sido cierto y honesto su famoso reporte, seguramente habría acaparado ampliamente los titulares de la prensa mundial y habría terminado acaparando un Premio Pulitzer por periodismo investigativo. Pero comenzó a erosionarse él mismo al afirmar contar con las credenciales académicas para elaborar su reporte pese a que tal afirmación era falsa como fue verificado bajo acción judicial, lo cual le costó ser procesado por ejercer la ingeniería sin contar con licencia para ello, y esto fue tan solo el principio de su fin.
Spectator podría entrar en detalle sobre los descalabros que enfrentó el bufón Fred Leuchter a la hora de la verdad cuando llegó el momento de tener que defender sus fantasías e invenciones ante la justicia, pero ello sería reproducir innecesariamente material que ya está en amplia circulación en Internet como la serie de artículos elaborados por el Proyecto Nizkor al respecto.
Al intentar llevar a cabo cualquier análisis de eventos históricos es casi imposible el poder entender lo que está sucediendo ignorando la cadena de eventos históricos precedentes. Tómese por ejemplo el siguiente afiche de 1940 que promocionaba la película propagandística “documental” Nazi más rabiosamente anti-semítica de todas, Der Ewige Jude (El Judío Eterno):
cuando ya la Alemania Nazi había entrado en guerra con Inglaterra. Al año siguiente de haberse producido dicha película, apareció publicado un libro de 104 páginas titulado Germany Must Perish!, escrito por un judío norteamericano destrampado de nombre Theodore N. Kaufman, el cual actuando por cuenta propia y sin representar a ninguna organización judía, ni siquiera a su propia comunidad o sinagoga local, y culpando al militarismo alemán de todos los problemas padecidos por el mundo, propuso el desmembramiento de Alemania como país para ser repartido entre los países vecinos, así como la esterilización de la población alemana. Este libro cayó en manos de los Nazis como “llovido del Cielo” y fué utilizado como uno de sus mejores instrumentos de propaganda y justificante de sus planes de acción en contra no del judío Theodore Kaufmann sino en contra de todos los judíos del mundo, pese a que para la publicación de su libro Kaufmann tuvo que fundar con su propio dinero su propia editora (Argyle Press, no confundir con la casa editorial actual del mismo nombre). A decir verdad, cuando Kaufmann propuso su plan de esterilización masiva, los Nazis ya tenían puesto en marcha desde 1939 su propio plan de eugenesia y esterilización para “purificación racial”, el programa de eutanasia Aktion T4. Es muy posible que el programa alemán masivo de esterilización que estaba siendo llevado a cabo por los Nazis haya inspirado a Kaufmann a proponer una medida similar pero aplicada en reversa, lo cual a su vez proporcionó a los Nazis uno de sus mejores instrumentos de propaganda haciendo pasar a Kaufmann como un vocero autorizado hablando a nombre de todos los judíos del mundo pese a que eran muy pocos los judíos norteamericanos que confiaban en él por sus obvios desvaríos mentales tales como su propuesta de esterilizar a la población norteamericana con el fin de que sus descendientes no terminasen convertidos en “monstruos homicidas”. El libro Germany Must Perish!, obviamente, no puede faltar en la colección de ningún neo-Nazi, y está debidamente listado en la bibliografía del libro El Mito de los Seis Millones de Joaquín Bochaca.
Si hemos de irnos en contra de los judíos del mundo entero por lo que escribió un judío solitario de Manhattan con varios tornillos sueltos en su cerebro, entonces por las mismas razones deberíamos irnos también en contra de todos los españoles por lo que pronunció un español de nombre Millán Astray en una festiva reunión de la ultraderechista Falange española cuando dijo:
¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte!
Si todos los españoles suponiendo a Millán Astray hablando como vocero a nombre de todos ellos piensan así acerca de la clase pensante, la clase universitaria y académica en cuyas manos descansa el futuro y la prosperidad de toda nación, y alaba a la Muerte en vez de alabar a la Vida (al igual que Hitler) entonces habría que terminar de una vez por todas con este peligro, con esta amenaza... de alguna manera. ¿Le agrada esta idea a los españoles, incluídos los lectores de Joaquín Bochaca? ¿Están de acuerdo todos los españoles en cargar con la responsabilidad y la culpa de todas las declaraciones que haga cualquiera de sus coterráneos -como Joaquín Bochaca- aún sin haber sido consultados para ello? ¿Qué se siente el tener que pagar -a muy alto precio- por los pecados de otro?
El libro del desequilibrado Theodore Kaufman no es la única pieza propagandística utilizada hoy para justificar las acciones del Nazismo de ayer y del neo-Nazismo de hoy. Tenemos otras “joyas” como la siguiente publicada por el sensacionalista periódico británico Daily Express el viernes 24 de mayo de 1933 con el encabezado “Judea declara la guerra a Alemania: Judíos de Todo el Mundo se Unen a la Acción”:
Pero cuando se publicó esta nota amarillista, no existía el estado de Israel, ni contaban los judíos con alguna milicia, ya no se diga un ejército medianamente regular, para enfrentar sin más esperanzas que la garantía de una derrota segura al ya para entonces poderoso Ejército alemán que estaba siendo rearmado hasta los dientes por Hitler en abierta violación al Tratado de Versalles. Entonces... ¿de qué guerra estaba hablando aquí este periódico? Pues la “guerra” de la que hablaba el periódico en realidad no era más que la intención de llevar a cabo un boicot en contra de productos producidos en Alemania, en respuesta y en protesta por las duras medidas antisemíticas que ya estaba tomando Hitler en contra de la población judía alemana, siendo una de ellas precisamente el boicot Judenboykott iniciado en todo el territorio alemán el primero de abril de 1933 (siete semanas antes de que se anunciara de modo amarillista la intención de un boicot judío a la compra de productos hechos en Alemania) que terminó cerrando y enviando a la ruina a muchos pequeños comerciantes judíos que de ninguna manera habían estado involucrados jamás en ninguna “gran conspiración judía masónica comunista” para el dominio del mundo. Ningún otro periódico británico, y de hecho ningún otro periódico en ninguna otra parte del mundo, interpretó la intención de llevar a cabo un boicot en contra de los productos fabricados en Alemania como una “declaración de guerra” en contra de Alemania. Si hemos de tomar un boicot como una declaración de guerra, entonces debemos suponer que los trabajadores agrícolas en Estados Unidos bajo el liderazgo de César Chávez pensando en el recurso de las armas quisieron dar inicio a un conflicto armado en contra de las poderosas empresas que los estaban explotando. El anunciado boicot judío a la compra de productos alemanes, en caso de haberse llevado a cabo, hubiera sido meramente simbólico, por ser los judíos un segmento poblacional relativamente pequeño cuyo impacto en las ventas al exterior de productos alemanes habría sido relativamente (por no decir ridículamente) pequeño. De cualquier forma, tres días después de haberse publicado esta nota amarillística -que seguramente ha de haber aumentado la venta de los ejemplares del diario a expensas de los judíos-, los representantes de organizaciones judías británicas y el Jewish Board of Deputies se reunieron para declarar que no existía boicot alguno a la compra de productos alemanes por parte de las comunidades judías (esto no les gusta mencionarlo a los pseudo-historiadores revisionistas). ¿Sirvió de algo ésto? En lo absoluto. El Judenboykott Nazi prosiguió, recrudecido, hasta eventualmente degenerar en la “Noche de los Cristales Rotos” (la Kristallnacht que dió inició al Holocausto que los negacionistas de hoy insisten en repetir que nunca ocurrió).
Se debe resaltar que en el Judenboykott se cometieron muchos actos vandálicos de agresiones físicas y de robo y destrucción de propiedad ajena -actos considerados ilegales y castigados en cualquier país civilizado- en contra de gente indefensa a manos de enajenados demonios de carne y hueso negándosele a las víctimas toda posibilidad de serles formuladas acusaciones ante algún tribunal de justicia y mucho menos cualquier posibilidad de poder defenderse y responder con los instrumentos de la Ley a las acusaciones formuladas por sus agresores. Y ninguno de los enloquecidos vándalos fue detenido por la policía alemana y mucho menos llevados a la cárcel por los flagrantes delitos de lesiones y destrucción de propiedad ajena. Ni uno solo. La desintegración de los más elementales sistemas de justicia es la primera fatalidad cuando la extrema derecha llega al poder, trátese de Alemania, Hungría, Chile y Argentina. ¿Cómo creer que ésta gente era incapaz de incurrir en algo tan monstruoso como el Holocausto cuando estaba actuando ya con la misma impunidad y prepotencia propias de un enloquecido emperador romano, desde la basea hasta la cúspide, sin que hubiese poder humano capaz o dispuesto a detener a estos primates salvajes y mucho menos remitirlos a la cárcel?
Si hemos de guiarnos únicamente por el encabezado de un periódico amarillista usado para aumentar las ventas de los ejemplares del día, con la misma facilidad podríamos dejarnos llevar por una “finta” como la siguiente:
Revelan en Conferencia Mundial que Hitler está vivo
Mesa de Redacción
Spectator Daily Post
20 de noviembre del 2004
Barcelona.- En una reunión celebrada en el interior de la Librería Europa de Barcelona en el aniversario de la muerte de Francisco Franco denominada Conferencia Mundial de Autores Revisionistas Hispanos con la asistencia de quince personas, el conocido novelista de Barcelona Joaquín Bochaca conmovió a los allí presentes al afirmar:
“Hitler está vivo. Hitler sigue vivo. Si no físicamente, al menos en nuestros corazones. Todo lo que él representa, todo lo que él fué, nos guía y nos inspira, y de nosotros dependerá que la aurora del nacionalsocialismo vuelva a renacer alrededor del mundo entero.”
En el convivio se cantó el himno de la Falange Cara al sol, se repartieron bigotitos recortados para ser portados por los asistentes y se partió un pastel en forma de svástica con los asistentes constantemente coreando consignas con el brazo completamente extendido hacia adelante y hacia arriba. Además de varios jóvenes con las cabezas rapadas, entre la lista de invitados al evento se podían contar algunas personalidades como David Duke, Robert Faurisson, David Irving, Salvador Borrego, Ernst Zündel, Willis Carto, Pedro Varela, los hermanos Leaño Alvarez del Castillo y José María Aznar, aunque algunos de ellos no pudieron estar presentes en el evento por estar purgando penas de prisión.
Ahora bien, en relación al amarillístico encabezado Judea declares War on Germany del cual Spectator ha puesto arriba la fotocopia del periódico británico Daily Express en donde aparece dicho encabezado, Joaquín Bochaca nos dice lo siguiente:
El 2 de Enero de 1938, el Sunday Chronicle de Londres publicaba un artículo titulado “Judea declara la guerra a Alemania”.
¡Qué curiosa coincidencia de encabezados! Y más curiosa porque Joaquín Bochaca no menciona para nada al Daily Express en el cual de manera confirmada sí apareció por primera vez cinco años antes el encabezado citado por Bochaca, como lo ha demostrado Spectator reproduciendo la página frontal del Daily Express. ¿Está cruzando datos Joaquín Bochaca a grado tal que ya no sabe ni siquiera qué texto proviene de qué fuente de información? Spectator le dejará a Bochaca el peso de aclararle esta duda a sus lectores, ya que es él quien está dando la cita y no Spectator. Y por cierto, el Sunday Chronicle no era de Londres en la fecha citada por Bochaca (1938), era de Manchester.
La postura típica de los literatos neo-Nazis en relación a los asaltos, humillaciones, agresiones y vejaciones que estaban padeciendo los judíos de Alemania es que los judíos del resto del mundo estaban obligados a permanecer callados en silencio absoluto sin emitir jamás protesta alguna por lo que le estaba sucediendo a los judíos en Alemania porque “al fin y al cabo son judíos y se lo tienen bien merecido”. En cambio Hitler, poco tiempo después de haber anexado Austria a Alemania y alegando las humillaciones y abusos que supuestamente estaban resintiendo los alemanes que vivían dentro de los Sudetes en Checoslovaquia (de ningún modo comparables con las persecuciones y cacerías sisteméticas de civiles judíos que se estaban cometiendo en la Alemania con la complacencia del Estado) no sólo no se quedó callado sino que en octubre de 1938 invadió con sus ejércitos a la región con el verdadero propósito de anexarla a Alemania, un acto de vil agresión y abuso de fuerza que los fascistas de hoy justifican plenamente (véase el capítulo III, De Locarno a Munich, del libro La Historia de los Vencidos de Joaquín Bochaca). Este es un ejemplo más de los miles de ejemplos que se pueden citar de la asimetría propia del modo de pensar de estos enajenados: “los otros no tienen ningún derecho a defenderse de mí y mucho menos de hacerme algo como lo que yo hago en contra de ellos porque si lo hacen entonces ante mis ojos serán criminales de la peor ralea, porque yo siempre soy el bueno y todos los demás ¡malditos! son los malos, y no se hable más del asunto”. Es por esto que los fascistas de hoy consideran un asesinato la muerte de cada soldado alemán que formó parte del enorme contingente de más de cinco millones de hombres que el 22 de junio de 1941 invadió a Rusia con plena disposición -y órdenes- de matar a todo aquél que se opusiera a ello, una invasión para la cual la Alemania Nazi no tenía ninguna otra justificación más que sus viles apetitos expansionistas. Para neo-Nazis asimétricos como Joaquín Bochaca y los demás miembros de su pandilla, lo único “justo” de parte de los rusos era que se hubiesen dejado invadir sin oponer resistencia alguna, sin disparar una sola bala, aceptando resignadamente correr bajo Hitler una suerte igual o peor que la que corrieron los indígenas del Nuevo Mundo a manos de los coterráneos “Conquistadores” de Bochaca hace medio milenio. Queda claro que tratar de encontrar un punto común de acuerdo con gente que piensa de ésta manera es una pérdida de tiempo, ya que hace mucho tiempo que perdieron su capacidad para razonar; es gente que al igual que su modelo a seguir (Hitler) piensa con los impulsos y con las vísceras, no con la lógica.
Es extremadamente fácil, sin salir de casa para nada y sin estar conectado ni siquiera a Internet, distorsionar no sólo la Historia como lo hace Joaquín Bochaca sino inclusive de los eventos presentes, cuando se cuenta ya con una predisposición a la mentira. Tomemos la siguiente noticia:
Critican videojuego australiano que invita a extinción de musulmanes
Agencia EFE
2 de noviembre del 2008
Sidney, Australia— La comunidad islámica de Australia ha criticado un videojuego colgado en internet titulado “Masacre Musulmana”, que invita a los jugadores a luchar por la “extinción de la raza musulmana”.
El videojuego, colgado el pasado día 11 de septiembre, fue creado por Eric Vaughan, un diseñador australiano de 22 años conocido por el sobrenombre de Sigvatr, y está alojado en la página web canadiense www.muslimmassacre.com, informó hoy el periódico “The Sydney Morning Herald”.
El presidente de la Asociación de Amistad Islámica, Keysar Trad, escribió al departamento australiano de Justicia para exigir la retirada del juego.
Según Trad, la página web hace apología del odio y anima a los jugadores a llevar a cabo “actos denigrantes, discriminatorios y violentos contra los musulmanes australianos”.
El departamento de Justicia concluyó que la policía tendrá que investigar si el juego viola las leyes de sedición aprobadas en 2005 para castigar ese delito, que consiste en “promover sentimientos de hostilidad entre grupos para amenazar la paz, el orden o el buen gobierno”.
Sin embargo, Keysar Trad denunció al citado periódico que la policía le había sugerido que presentara una queja ante la Autoridad de Medios de Comunicación Australianos, que no tiene jurisdicción sobre las páginas web canadienses.
A continuación tenemos la misma nota, editada y revisada al gusto de los revisionistas:
Denuncian videojuego judío que invita a la extinción de musulmanes
Agencia EFE
2 de noviembre del 2008
Sidney, Australia— La comunidad islámica de Australia ha externado su preocupación por un videojuego judío colgado en internet titulado “Masacre Musulmana”, que invita a los jugadores a luchar por la “extinción de la raza musulmana”.
El videojuego, colgado el pasado día 11 de septiembre, fue creado por Eric Isaac Vaughan, un judío de Australia de 22 años conocido por el sobrenombre de Sigvatr-Abraham, apoyado financieramente para tal proyecto por bancos australianos propiedad de conocidas familias judías, y está alojado en la página web canadiense www.muslimmassacre.com, informó hoy el periódico “The Sydney Morning Herald”.
El presidente de la Asociación de Amistad Islámica, Keysar Trad, escribió muy preocupado al departamento australiano de Justicia para pedir la retirada de este juego diseñado por un hebreo porque incita al odio y a la violencia en contra de los palestinos que viven en Israel y en Medio Oriente y alienta a llevar a cabo el genocidio de la población musulmana del orbe.
Según Trad, la página web hace apología del odio y anima a los jugadores a llevar a cabo “actos denigrantes, discriminatorios y violentos en contra de los musulmanes del mundo entero”.
El departamento de Justicia, controlado en su mayor parte por funcionarios cripto-judíos de alto rango, concluyó que antes de hacer algo la policía australiana tendrá que investigar primero si el juego viola las leyes de sedición aprobadas en 2005 para castigar ese delito, tras lo cual el vocero oficial Moises Goldberg dijo “ya veremos”, dándole muy pocas esperanzas de justicia a los afectados.
Keysar Trad denunció indignado al citado periódico que la policía local en la cual más de la mitad de los agentes y oficiales son judíos le había sugerido en tono de burla que presentara una queja ante la Autoridad de Medios de Comunicación Australianos, a sabiendas de que esta agencia no tiene jurisdicción sobre las páginas web canadienses.
Los revisionistas están acostumbrados a tomar a todos sus lectores por estúpidos. ¿Quién va a tener el tiempo para verificar, como se debe, la veracidad del enunciado “la policía local en la cual más de la mitad de los agentes y oficiales son judíos” y desmentir la falsedad? ¿Quién va a tener el tiempo para investigar lo que fue borrado? ¿Quién va a tener el tiempo para descubrir lo que fué inventado prácticamente de la nada y agregado a la nota original? En esto se basa precisamente Bochaca -así como su canallesca caterva de demeritados colegas- para darse rienda suelta escribiendo sus libros. Esta es la base de su “sabiduría”.
Naturalmente, con la misma facilidad con la cual estos charlatanes se ponen a inventar falsedades y libelos también pueden ser aterrizados en tierra y estrellados sobre sus propias narices utilizando sus mismas patrañas y tergiversaciones. A ello se exponen cuando escriben algo y lo ponen a la venta o lo suben a Internet. Si Joaquín Bochaca está siendo descalabrado aquí es porque él mismo se expuso a ello.
Veamos a otro “judío” citado por Joaquín Bochaca en la página 16 de su libro:
Mientras, por citar un ejemplo que nos parece revelador, en los campos de concentración soviéticos de Siberia y del Círculo Polar Artico había, según los cálculos más prudentes (¿los cálculos más prudentes de quién? ¿del mismo Bochaca?) de seis a ocho millones de internados, el escritor e historiador hebreo antinazi Reitlinger sostiene que, entre 1934 y 1938, el número de detenidos en campos de concentración raramente pasó de 20,000 en toda Alemania, de los cuales el número de judíos nunca sobrepasó los 3,000.
Comentarios de este tipo abundan en la obra de Bochaca (y de otros como él).
La intención de este párrafo puesto casi al principio del libro es irle metiendo a los lectores en la cabeza la idea de que si el número de detenidos judíos en campos de concentración en toda Alemania era menos que el que encontramos en cualquier prisión ordinaria, pues entonces no había forma de que el Holocausto pudiese haber ocurrido habiendo tan poca “materia prima” para empezar a llevarlo a cabo. Además, estas son cifras favorables a los Nazis que presuntamente reconoce un judío. Esto parece ser impactante, hasta que nos podemos a meditar en un hecho trascendental:
¿De dónde demonios sacó Joaquín Bochaca el “dato” de que Gerald Roberts Reitlinger, nacido en Londres en 1900, hijo del banquero Albert Reitlinger y Emma Brunner, el cual estuvo inscrito no en alguna escuela judía sino en la escuela Westminster, sirvió en el regimiento Middlesex durante la Primera Guerra Mundial, para posteriormente llevar a cabo estudios en Christ Church seguidos por estudios posteriores en Slade School y la Escuela de Arte de Westminster, era un judío? Esto es importante porque Joaquín Bochaca no se limita a sugerir que Gerald Reitlinger posiblemente haya sido un judío, afirma tal cosa sin la menor duda. Pero, ¿en base a qué? ¿A sus típicas invenciones forjadas por él mismo en la sala de su casa? No lo dice, y como no lo demuestra, nos vemos obligados a ignorar tal “dato” puesto por Bochaca en su libro.
Al igual que otros tractos de la ultraderecha neo-Nazi, Joaquín Bochaca infla su libro acerca del “mito” del Holocausto metiendo argumentos para poner a los judíos del mundo entero como parásitos despreciables a los cuales el mundo no les debe nada, y que por lo tanto -pese a que el Holocausto fué “un mito” según Bochaca- de cualquier manera Hitler habría estado en todo su derecho de llevar tal cosa a cabo si lo hubiera querido. Veamos lo siguiente que está puesto inmediatamente después del anterior párrafo que acabamos de citar, en donde Joaquín Bochaca recurriendo al libro antisemita 150 genios opinan sobre los judíos elaborado por la ultra-fascista CEDADE rebautiza a conocidas personalidades históricas como decididos fascistas:
La filosofía de las medidas antijudías de Hitler se basaba, en definitiva en la constatación de que la comunidad hebrea constituía un cuerpo halógeno, desinteresado en los avatares de la nación, cuando no hostil a los mismos; un estado dentro del estado, es decir, políticamente hablando, un parásito.
Al doble juego judío, consistente en recabar todos los derechos de los ciudadanos de un país sin participar en las obligaciones de los mismos, se han opuesto, con frases contundentes, que no dejan el menor resquicio a la duda (¿?), grandes hombres de todas las épocas y de todas las naciones: Jorge Washington, Benjamín Franklin, Mahoma, Voltaire, Lope de Vega, Victor Hugo, Gracián, Napoleón, Ortega y Gasset, Cicerón, Pascal, Papini, Beethoven, Giordano Bruno, Shakespeare, Cervantes, Quevedo, Lutero... Incluso en el Evangelio de San Juan se cita (8: 31-47) una diatriba de Jesucristo contra los fariseos (los sionistas de la época) de una violencia que no superó jamás ni siquiera el Doctor Goebbels (¿?).
Pero es que, además, esa filosofía según la cual los judíos no eran alemanes no era exclusivamente sustentada por los nazis, sino que de la misma participaban los propios judíos (¿?), tanto de Alemania como de cualquier otro país. Los judíos siempre han reclamado los derechos de ciudadanía para conseguir todo lo que de ello se deriva, para disfrutar de la protección de las instituciones públicas con objeto de extraer del pueblo que les ha dado hospitalidad todo el provecho material y moral que pueda resultar de sus actividades. Pero al mismo tiempo han reservado su lealtad a otra nación, a otra bandera, a otra organización, a otros líderes internacionales, al Sionismo, formando un estado dentro del estado.
Antes de proseguir, y sobre todo antes de darle plena credibilidad a estas rabiosas diatribas, el lector tal vez quiera echarle un vistazo al trabajo Ingratitud.
La obra 150 genios opinan sobre los judíos es una recopilación elaborada por los mismos compinches de Joaquín Bochaca en Barcelona y presentada al mundo como algo reveladoramente sensacional que tiene una serie de distorsiones y mentiras que harían a cualquier historiador serio caer muerto de la risa o de la vergüenza. Tomemos el siguiente párrafo atribuído a George Washington en la literatura ultraderechista, de algo que supuestamente dijo en 1779:
Ellos (los judíos) trabajan de manera más efectiva en contra de nosotros que los ejércitos enemigos. Ellos son cien veces más peligrosos para nuestras libertades y nuestra gran causa en la que estamos involucrados. Debe ser muy lamentado el que cada estado, desde hace tiempo no los ha cazado como plagas de la sociedad y los mayores enemigos a la felicidad de América.
Pero George Washington nunca dijo tal cosa. De hecho, George Washington jamás tomó postura alguna en contra de los judíos de Norteamérica. Lo que estamos viendo aquí en acción es otra de las muchas trampas y triquiñuelas mañosas de la ultraderecha ya que, después de todo, si una persona en tan alta estima en los Estados Unidos como George Washington, el Padre de la Patria, el Primer Presidente de dicha nación, el hombre que de acuerdo con la tradición no podía decir una mentira, dijo que los judíos eran una peste peligrosa y que deberían ser cazados como si fuesen una plaga, algo debe de haber de cierto en ello. ¿No es así? Citando a personajes como Washington los extremistas intentan darle una credibilidad inmerecida a sus argumentos. La proclama antisemítica que los neo-Nazis le atribuyen a George Washington está tomada del libro Maxims of George Washington:
¡Sin embargo, la frase tal y como la pronunció originalmente George Washington no se refiere a los judíos, se refiere a los especuladores que se beneficiaban a expensas de las necesidades de los soldados durante la guerra independentista! De hecho, la actitud de George Washington hacia los judíos quedó demostrada el 17 de agosto de 1790 durante una visita de buena voluntad que hizo a Newport, Rhode Island, durante su primera gestión como Presidente. Cuando en dicho viaje la Congregación Hebrea de Newport lo recibió con una alocución de bienvenida, Washington dirigiéndose a Moses Seixas le respondió con las siguientes palabras que hoy están grabadas en las páginas más brillantes de aquella joven nación, consideradas como la primera declaración presidencial del status libre e igualitario de los ciudadanos judíos norteamericanos:
Los Ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica tienen el derecho de aplaudirse a sí mismos por darle a la Humanidad ejemplos de una política engrandecida y liberal: una política digna de imitación. Todos poseen por igual libertad de conciencia e inmunidades de la ciudadanía. Es ahora no más que de la tolerancia se habla, como si fuese por la indulgencia de alguna clase de gente que otra goza del ejercicio de sus derechos naturales inherentes. Puesto que felizmente el Gobierno de los Estados Unidos, el cual no dá visto bueno a la intolerancia, ni asiste a la persecusión, requiere únicamente que aquellos que viven bajo su protección, se comporten como buenos ciudadanos.
Que los Hijos de la Descendencia de Abraham, quienes viven en esta tierra, continúen mereciendo y disfrutando la buena ventura de los otros Moradores; cuando cada uno se sentará bajo su propia viña y su propia higuera, y no habrá nadie que lo haga temer.
George Washington a lo largo de su vida mostró una admirable y ejemplar tolerancia religiosa que jamás mostraron ni los Reyes “Católicos” de España, ni los Conquistadores españoles que colonizaron América, ni el dictador antisemita fascista español Francisco Franco, ni Joaquín Bochaca y su clan racista. Si algún patán de Barcelona o de cualquier otra ciudad de España o del resto del mundo insiste en afirmar que “con frases contundentes, que no dejan el menor resquicio a la duda” que George Washington denunció a los judíos de su país vilificándolos, Spectator no tendrá la menor vacilación en aventarle en su cara el libro George Washington and Religion de Paul F. Boller.
Ahora veamos el caso de Benjamin Franklin.
Al citarlo como un gran estadista que se opuso “al doble juego judío” con frases contundentes, “que no dejan el menor resquicio a la duda”, Joaquín Bochaca seguramente tenía en mente alguna de sus “privilegiadas” fuentes de información tales como el libro Traición a Occidente del mendaz Traian Romanescu, en donde podemos encontrar lo siguiente (Capítulo IX, La Traición, Tradición de la Judeomasonería);
Entre los jefes del movimiento, el más prominente y el más inteligente como político fue Benjamín Franklin. Aunque masón, tuvo el valor de intentar introducir en la Constitución unas cláusulas que debían prohibir la penetración judía, después de que se dio cuenta de lo que en realidad había en el fondo del movimiento (¿?). Benjamín Franklin era el más viejo, el más culto y el más cristiano entre sus colegas que oficialmente practicaban también la religión cristiana puesto que en aquella época la masonería guardaba todavía las apariencias y se hacía aparecer como “asociación cristiana”. De otra manera, no habría podido prosperar dentro de una sociedad eminentemente cristiana. Convencido del peligro judaico que amenazaba a la nueva nación, Franklin intentó excluir a los judíos de la sociedad americana. Durante los debates preliminares de la Constitución, Franklin pronunció un discurso en el que dijo:
“En cualquier país donde los judíos se han establecido en gran, número, ellos han rebajado el nivel moral... Han hecho banda aparte. . . Ellos han ridiculizado la religión cristiana... Ellos han ' construido un Estado en el Estado y cuando se les ha opuesto resistencia, ellos han intentado estrangular al país que los abrigaba...:
“Si en esta Constitución ustedes no los excluyen de los Estados Unidos, en menos de doscientos años, ellos hormiguearán en una cantidad tan considerable que dominarán y devorarán nuestra Patria y cambiarán la forma de gobierno. Os advierto, señores; si no excluís a los judíos de nuestra comunidad, nuestros hijos nos maldecirán en nuestras tumbas” ... :
Las previsiones de Franklin se cumplieron matemáticamente (¿?). En menos de doscientos años Norteamérica ha sido transformado en una verdadera colonia del judaísmo (¿?). Los judíos dominan el gobierno y en toda la vida del país (¿?), y aun así la masa del pueblo norteamericano no se da bien cuenta (¿?) de lo logrado por la judería, a la que siempre auxilió eficazmente la masonería.
¿Emitió realmente alguna vez en su vida el notable estadista norteamericano Benjamin Franklin algún comentario u observación en contra de los judíos, como lo afirma con tanta seguridad Joaquín Bochaca?
La respuesta es, categóricamente, un NO rotundo. Esta falacia tiene un común denominador, una supuesta “profecía” dizque hecha por Benjamín Franklin, dada a conocer por vez primera en febrero de 1934 en una publicación del fascista norteamericano William Dudley Pelley (el cual fue convicto por los tribunales norteamericanos bajo el cargo de sedición en 1942 recibiendo una pena de 14 años en prisión). La supuesta “profecía”, en su forma más conocida, dice lo siguiente:
Hay un gran peligro para los Estados Unidos de América. Este gran peligro es el judío. Señores, en cada tierra en donde se han asentado los judíos, han deprimido el nivel moral y disminuído el grado de honestidad comercial. Se han mantenido separados e inasimilados; oprimidos, ellos intentan ahorcar a la nación financieramente, como en el caso de Portugal y España.
Por más de 700 años ellos han lamentado su suerte calamitosa -a decir, que han sido sacados fuera de su madre tierra; pero, Señores, si el mundo civilizado de hoy les regresara la Palestina y sus propiedades, ellos de inmediato encontrarían razones para no volver. ¿Por qué? Porque son vampiros y los vampiros no pueden vivir de otros vampiros -no pueden vivir entre ellos mismos. Tienen que vivir entre Cristianos y otros que no pertenecen a su raza.
Si no son expulsados de los Estados Unidos por la Constitución en menos de cien años, ellos fluirán hacia este país en tales números que nos gobernarán y nos destruirán y cambiarán nuestra forma de gobierno por la que los Americanos derramamos nuestra sangre y sacrificamos nuestras vidas, nuestros hijos estarán trabajando en los campos para alimentar a los judíos mientras ellos permanecen en sus casas de conteo, felizmente sobándose las manos.
Les prevengo, Señores, que si no excluyen a los judíos para siempre, sus hijos y los hijos de sus hijos los maldecirán a ustedes en sus tumbas. Sus ideas no son de Americanos, aunque hayan vivido entre nosotros por diez generaciones. El leopardo no puede cambiar sus manchas. Los judíos son un peligro para esta tierra, y si se les permite entrar, ellos pondrán en riesgo nuestras instituciones. Ellos deberían ser excluídos por la Constitución.
Desde que apareció publicada esta “profecía” de Benjamín Franklin, el fraude ha sido desmentido por varias organizaciones y eminencias en la materia. Una de ellas es el notable historiador estadounidense Charles Austin Beard (no-judío), cuya integridad no pondremos en tela de duda, el cual dijo:
No puedo encontrar una sola fuente original que pueda dar la menor justificación para creer que la Profecía es algo más que una descarada fabricación. Ni una sola palabra he encontrado en las cartas y papeles de Franklin expresando tales sentimientos en contra de los judíos como los que le achacan los Nazis -nortemericanos y alemanes. Su bien conocida liberalidad en materias de opinión religiosa habrían, en los hechos, precluído las diatribas puestas en su boca por esta fabricación palpable... En sus escritos sobre inmigración, Franklin no hizo discriminación alguna en contra de los judíos.
El Profesor Beard agregó que la fraseología utilizada en la “profecía” no utiliza ni el lenguaje ni las palabras propias del siglo XVIII en el que vivió Franklin, ni el lenguaje que utilizaba Franklin, puesto que contiene palabras que son más propias de la Alemania Nazi del Siglo XX que de la época colonial en la que vivió Franklin, y de hecho Beard presentó “evidencia positiva” de que Franklin mantenía a los judíos en alta estima, como el hecho de que cuando la Sociedad Hebrea de Filadelfia estaba recabando fondos para la construcción de una sinagoga en Filadelfia, Franklin firmó la petición de ayuda de contribuciones dirigida a los “ciudadanos de todas las denominaciones religiosas” y él mismo dió una donación de 5 libras. Por su parte, el biógrafo de Franklin, Carl Clinton Van Doren (no-judío), el cual ganó en 1939 un Premio Pulitzer (algo a lo que no podrá aspirar jamás en su vida un Pinocho como Joaquín Bochaca) precisamente por su trabajo biográfico sobre la vida de Franklin, y el cual elaboró un reporte denunciando el fraude de la “profecía”. A su voz se le suma la de J. Henry Smythe, el compilador de la obra The Amazing Benjamin Franklin, quien también ha caracterizado a la “profecía” como un vil fraude señalándola como “un libelo de la raza judía, injusta tanto para los judíos como para el nombre y la fama de Benjamín Franklin. He investigado esta calumnia y no le encuentro base histórica alguna”. Mismas opiniones han externado Julian P. Boyd, conservador de la Historical Society of Pennsylvania, y John Clyde Oswald de la International Benjamin Franklin Society.
Y en cuanto a la afirmación Bochaquiana de que también Beethoven se opuso “al doble juego judío” con frases contundentes, “que no dejan el menor resquicio a la duda”, ésta temeraria afirmación debe ser contrastada con el hecho de que fue precisamente uno de los discípulos de Beethoven, un judío joven de nombre Ferdinand Hiller, quien recolectó un mechón de cabello de su maestro al día siguiente de su deceso, siendo conservado por su familia como un preciado tesoro. En el caos del Holocausto que Joaquín Bochaca insiste en negar recurriendo a fantasías, este mechón de cabello fué dado en custodia a Kay Fremming, un médico Danés (no-judío) que estuvo involucrado en los esfuerzos de salvamento de centenares de judíos huyendo de Hitler-Satanás. Este mechón de cabello es lo que ha posibilitado a través de las más recientes técnicas foreneses obtener información acerca de los últimos meses de vida de Beethoven (consúltese la conferencia de prensa dada el 17 de octubre del 2000 por el Doctor William Walsh, Director del Beethoven Research Project a cargo del Health Research Institute and Pfeiffer Treatment Center en Naperville, Illinois). De haber sido Beethoven el rabioso antisemita en que Bochaca lo quiere convertir, jamás habría recibido esta muestra suprema de afecto y consideración de parte de uno discípulo judío suyo. Si Joaquín Bochaca o cualquier otro compinche suyo de cualquier parte del mundo está en posesión de algún documento original de la autoría de Beethoven en el cual el célebre compositor manifiesta su repudio “al doble juego judío” con frases contundentes, “que no dejan el menor resquicio a la duda”, Spectator lo recibirá gustosamente para publicarlo aquí mismo... después de haberlo sometido a la comunidad académica alemana y a sociedades históricas profesionales.
Y en lo que respecta a la afirmación Bochaquiana de que también Napoleón se opuso “al doble juego judío” con frases contundentes, “que no dejan el menor resquicio a la duda”, el farsante de Joaquín Bochaca ignorando momentáneamente que fué precisamente Napoleón quien le hizo el gran favor a la humanidad de liberarla de una vez por todas y para siempre a la intolerante y temible Inquisición Española, prefiere finger demencia soslayando el hecho de que el ascenso al poder de Napoleón tuvo una acción emancipadora en la que por fín tras siglos de discriminación a los judíos se les concedió igualdad de derechos, obligaciones y privilegios ante la Ley, algo que no cabe en las mentes de los grandes continuadores de la intolerancia fascista.
Y en cuanto a Cervantes, exhibido por su propio coterráneo Bochaca como un redomado antisemita precursor del fascismo franquista, no será Spectator quien le limpie aquí su imagen al creador del Quijote y las Novelas Ejemplares. Que lo hagan los mismos españoles de hoy, si es que realmente les interesa rescatar a su máxima figura en las letras de la lengua hispana. Un español de Barcelona lo enfangó, y tendrá que ser el país sede mundial de la Real Academia de la Lengüa Española el que lo reivindique.
Y en lo que respecta a los otros personajes históricos famosos a los cuales la pinochesca ultraderecha española entronizada en el desvariante Joaquín Bochaca les atribuye también citas con una postura decididamente antijudía, Spectator no perderá más tiempo rebatiéndole este argumento a Joaquín Bochaca, puesto que ya lo hicieron otros autores, específicamente Morris Kominsky en su libro The Hoaxers (Los Timadores) y los autores Paul F. Boller y John George con su libro They Never Said It (Ellos Nunca lo Dijeron).
Quien haya leído lo anterior podrá decir con toda razón: ¿Y qué tiene que ver ésto con el asunto del Holocausto? En realidad, nada, pero fué el mismo Joaquín Bochaca quien metió estos temas de “relleno” en su libro El Mito de los Seis Millones y Spectator lo único que está haciendo es darles riguroso seguimiento (poniéndole de paso los dos ojos morados al falaz novelista de Barcelona). Moraleja: la próxima vez que Bochaca quiera evitar ser vapuleado como se está haciendo aquí con él, será mejor que se limite a hablar única y exclusivamente del tema que dice tratar, aunque ello sea la diferencia entre un libro de 130 páginas con el cual pretenda hacernos creer que es un verdadero sabio, y un panfleto de veinte páginas como los pasquines sensacionalistas que se venden en los puestos de periódicos.
En su libro, Joaquín Bochaca no pierde oportunidad para incurrir en grados extremos de cinismo que, sazonados con sus millares de mentiras y omisiones, pueden ocasionar la ira de sus detractores, tales como tener el atrevimiento de eregirse a sí mismo como representante y defensor de “la Verdad” (su verdad). Veamos una muestra de tal exhibicionismo en la página 43:
El argumento de la aceptación general de una determinada tesis no vale, pues, nada en absoluto. La Verdad, con aceptación general o sin ella, siempre será la Verdad. Pretender que el consenso popular es válido cuando se trata de avalar la tesis de los seis millones y es falso cuando se manifiesta en unas votaciones democráticas aplastantemente favorables a Hitler, es una siniestra idiotez que no resiste un examen serio.
Es sumamente irónico que Hitler, en el Capítulo X de “Mein Kampf” anticipara la técnica de la “Gran Mentira” cuando, al descubrir el modus operandi de los agitadores judíos en Alemania, afirmaba que, cuando mayor era una mentira, más probabilidades tenía de ser creída, porque precisamente el hombre reacciona afirmando que una enormidad tan grande no ha podido inventarla nadie.
Hablando de “la Gran Mentira”, es sumamente irónico que haya sido precisamente el mismo Hitler quien se regodeó a sus anchas incurriendo en ella en millares de ocasiones a través de su Ministro de Propaganda Paul Joseph Goebbels, cuya cita más famosa es una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, máxima que Goebbels puso en práctica cotidiana al igual que como hoy lo hacen revisionistas como Bochaca. Resulta igualmente irónico que Bochaca ligue a Hitler con la palabra “democracia” a sabiendas de que una vez que Hitler llegó al poder no hubo ya elecciones libres en Alemania sino después de la derrota contundente del Nazismo a manos de las fuerzas aliadas, a sabiendas de que el dictador alemán Hitler -al igual que el dictador español Francisco Franco- aborrecía y detestaba a la democracia. En cambio, en los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt tuvo que contender en dos ocasiones para poder permanecer en la Casa Blanca mientras su país daba una dura lucha al nazi-fascismo de los países del Eje, siendo respaldado en todo momento en las urnas por su pueblo que no creyó ni un solo momento en la ridícula propaganda Nazi acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista” y las supuestas bondades que el Nazismo iba a traer el planeta con la instalación de Hitler como Führer del Mundo.
No todos los revisionistas son tan obvios y tan estúpidos como Joaquín Bochaca. Hay algunos que son más inteligentes y más ladinos, como la inglesa Winifred (Freda) Utley, autora de los libros The Resistance (citado por Joaquín Bochaca en su libro Los crímenes de los “buenos”) y The High Cost of Vengeance, en los cuales pese a que hace suyos varios de los argumentos repetidos por los neo-Nazis de hoy en día (como expresar su indignación por el bombardeo de las fuerzas aliadas sobre Dresde sin derramar jamás una sola lágrima por las víctimas de los bombardeos Nazis en Guernica y Londres) no hay visos muy obvios de antisemitismo ni mención alguna a “la gran conspiración judía masónica comunista”; quizá por el hecho de que Freda Utley estaba casada con un judío ruso de la Unión Soviética (esta es la razón por la cual a los literatos fascistas de hoy no les agrada citarla con suma frecuencia). Freda Utley empezó como una adherente del marxismo soviético, casándose con el economista judío Arkadi Berdichevsky:
y viviendo con él en Rusia por un tiempo hasta que su esposo cayó en desgracia y fue arrestado por las autoridades soviéticas, tras lo cual regresó a su país con el hijo de ambos, convirtiéndose en decidida anticomunista, lamentando -con la mentalidad “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”- la mano dura que los aliados aplicaron a los Nazis tras la caída del Tercer Reich, aliándose eventualmente en Estados Unidos con el Senador Joseph McCarthy para la elaboración de las famosas listas negras con las cuales inició la “cacería de brujas” típica de la era del Macartismo en la cual veían cripto-comunistas hasta en la sopa. Las simpatías de Freda Utley hacia los derrotados Nazis obviamente no son compartidas por aquellos norteamericanos, ingleses, franceses y rusos que perdieron a sus familiares en la lucha contra el Nazismo y menos aún por quienes perdieron a sus familiares en los campos de concentración, pero de cualquier manera introducen otro punto de vista así sea algo tergiversado en la interpretación de los hechos de la post-guerra, con Freda Utley haciendo las veces del papel del “abogado del diablo”. Es una lástima que Freda Utley no haya terminado de escribir el segundo volumen de su autobiografía, porque en dicho volumen ella “demostraba” cómo el Senador McCarthy había sido capturado... ¡por las fuerzas de la ultraderecha!, y llevado tras ello a su destrucción. (¿¿¿???)
y viviendo con él en Rusia por un tiempo hasta que su esposo cayó en desgracia y fue arrestado por las autoridades soviéticas, tras lo cual regresó a su país con el hijo de ambos, convirtiéndose en decidida anticomunista, lamentando -con la mentalidad “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”- la mano dura que los aliados aplicaron a los Nazis tras la caída del Tercer Reich, aliándose eventualmente en Estados Unidos con el Senador Joseph McCarthy para la elaboración de las famosas listas negras con las cuales inició la “cacería de brujas” típica de la era del Macartismo en la cual veían cripto-comunistas hasta en la sopa. Las simpatías de Freda Utley hacia los derrotados Nazis obviamente no son compartidas por aquellos norteamericanos, ingleses, franceses y rusos que perdieron a sus familiares en la lucha contra el Nazismo y menos aún por quienes perdieron a sus familiares en los campos de concentración, pero de cualquier manera introducen otro punto de vista así sea algo tergiversado en la interpretación de los hechos de la post-guerra, con Freda Utley haciendo las veces del papel del “abogado del diablo”. Es una lástima que Freda Utley no haya terminado de escribir el segundo volumen de su autobiografía, porque en dicho volumen ella “demostraba” cómo el Senador McCarthy había sido capturado... ¡por las fuerzas de la ultraderecha!, y llevado tras ello a su destrucción. (¿¿¿???)
(Se debe agregar aquí que Spectator ha encontrado numerosos párrafos en el voluminoso libro de 318 páginas The High Cost of Vengeance de los cuales no existe otra evidencia documental más que la misma palabra dada por Freda Utley, la cual no proporciona bibliografía alguna al final de su libro. Desafortunadamente, el análisis a fondo de este libro suyo con el fin de detectar y exponer aquellas afirmaciones que hayan sido invenciones de la misma Freda Utley deberá quedar en manos de otros historiadores que tengan el tiempo disponible para ésta tarea.)
Para responderle así sea en parte a Freda Utley (y con ello a Joaquín Bochaca y su pandilla de falsarios) sus acusaciones de que todos los detenidos que fueron juzgados en Dachau por crímenes contra la humanidad fueron juzgados y convictos injustamente con pruebas falsas y testimonios obtenidos a base de torturas, bastará con citar aquí el ejemplo de una verdadera enferma mental, Ilse Koch, alias la Bestia de Buchenwald, la Bruja de Buchenwald, la Perra de Buchenwald:
cuya increíble brutalidad y sadismo fueron de tal magnitud que no existen palabras en el diccionario para describir a esta perversa y degenerada serpiente salida de las entrañas más profundas y obscuras del inframundo. Desde antes de que las fuerzas aliadas liberaran el campo de Buchenwald, esta mujer ya había sido investigada por un oficial de las SS, Georg Konrad Morgen, asignado para investigar acusaciones de crímenes y corrupción que estaban teniendo lugar en el campo de concentración a manos de esta desequilibrada, y de hecho fue puesta bajo juicio en diciembre de 1943 en un tribunal Nazi en donde el mismo Konrad Morgen actuó como juez, aunque a fin de cuentas el juicio terminó siendo una farsa y la mujer fue exonerada y devuelta al campo de concentración con amplias facultades para que siguiera cometiendo sus atrocidades. Fue necesario que llegaran las tropas aliadas para que se comprobase con pruebas en la mano uno de los cargos más horripilantes formulados por los sobrevivientes en contra de esta mujer: su macabra costumbre de matar o mandar matar a prisioneros con tatuajes para despellejarlos y utilizar sus pieles tatuadas para confeccionar “souvenirs” de piel humana en su casa. A continuación tenemos la fotografía que muestra algunas de las evidencias recolectadas en la casa de esta aberración humana llamada Ilse Koch:
A continuación tenemos una fotografía de la Corte en donde fue juzgada Ilse Koch, con capacidad para 300 personas (aunque de alguna manera lograban encontrar cabida 400 personas) en la cual podemos apreciar algunos clérigos norteamericanos que asistieron para presenciar el juicio de Ilse Koch:
En la siguiente fotografía vemos a un testigo de la fiscalía, el Doctor Kurte Sitte (cuyo Doctorado en Física no le sirvió para evitar ser un prisionero en Buchenwald desde septiembre de 1939 hasta que el campo fue liberado) identificando tres pedazos de piel humana tatuada y testificando cómo la piel humana tatuada era removida de los cadáveres de los prisioneros -ejecutados para tal efecto- para hacer artículos variados para oficiales de las SS:
Pues bien, poco tiempo después de recibir una pena de prisión perpetua, la cual fue considerada demasiado benigna por los asistentes al juicio, la defensa utilizando argumentos legaloides logró que la pena fuera reducida a una ridícula sentencia de tan sólo cuatro años de prisión, un hecho que escandalizó a la sociedad norteamericana. Además de este traspiés de la justicia, otros criminales Nazis que habían sido sentenciados a la pena de muerte o a cadena perpetua en base a los numerosos testimonios acumulados de los sobrevivientes también se salvaron sin muchas dificultades de dichas penas y vieron sus sentencias disminuídas considerablemente, como lo es el caso de una colega Nazi de Ilse Koch, Margarete Rabe, a la cual también se le conmutó su prisión perpetua por una ridícula sentencia que no llegó ni siquiera a los seis años de prisión. ¡Y aún así revisionistas como Freda Utley se quejan de que la justicia en Dachau estuvo amañada en contra de los “pobrecitos Nazis”! Tras ser puesta en completa libertad en 1951, Ilse Koch fué detenida nuevamente pero esta vez ya no por las fuerzas aliadas sino por los mismos alemanes que la llevaron nuevamente a juicio condenándola a prisión perpetua, sentencia que Ilse Koch burló quitándose cobardemente su propia vida en 1967 siguiendo los ejemplos de otros cobardes tan miserables como ella tales como Heinrich Himmler y Adolph Hitler. Si Joaquín Bochaca y sus asociados insisten en culpar a alguien por “la gran injusticia cometida en contra de la pobrecita Ilse Koch”, pues tendrán que voltear sus ojos hacia los mismos alemanes a los cuales hoy quieren fanatizar de nueva cuenta hacia el Nazismo.
Con todo lo que digan los ultraderechistas de nuestros tiempos, la excesiva generosidad mostrada por los aliados hacia los derrotados Nazis fue de tal magnitud que inclusive Gudrun Burwitz-Himmler, la hija del mismísimo Heinrich Himmler, aún se pasea y viaja tranquilamente por toda Europa en nuestros días, casada con el escritor Wulf Dieter Burwitz, ambos sumamente activos dentro de la comunidad Nazi alemana promoviendo el ascenso del neo-Nazismo en toda Europa. (Es muy posible que esta siniestra pareja tenga contactos estrechos con el mismo Joaquín Bochaca de Barcelona, habido el hecho de que los esfuerzos actuales de este tipo de gente es resucitar al Nazismo a nivel mundial; e inclusive es posible que también hayan aprendido ya a través de sus contactos en Latinoamérica acerca de la técnica creada en México en la ciudad de Guadalajara para la formación de sociedades secretas neo-Nazis con el propósito de infiltrar gobiernos para el establecimiento de gobiernos paralelos secretos.)
En la literatura de la ultraderecha fascista se habla muy poco por no decir casi nada acerca del hecho de que en la máxima locura del Nazismo que llamamos Holocausto no sólo participaron hombres embrutecidos con propaganda barata como la que escribe Joaquín Bochaca sino también mujeres como la terrible perra de Buchenwald Ilse Koch que con todo dista mucho de ser la única mujer que se transformó a sí misma en un enajenado demonio atormentando y matando a gente indefensa guiada tan sólo por el perverso placer de hacer sufrir en grado extremo a otros que por las circunstancias no podían defenderse de ella. La mayoría de estas mujeres tuvieron como base de operaciones el campo de concentración de Ravensbrück cerca de Furstenberg en Alemania, el cual era el único campo de concentración exclusivo para mujeres y el cual sirvió como base de entrenamiento para las enlistadas que pertenecían a las SS, de las cuales 3,500 mujeres recibieron “entrenamiento” en las técnicas “propias” de las SS. El número estimado de víctimas en este campo de concentración se estima en 92 mil. Una de las mujeres juzgadas por crímenes de guerra que laboró en dicho campo fué Emma Zimmer, mejor conocida como Menzel, muy temida por su brutalidad y su sadismo, la cual fue colgada en la horca el 20 de septiembre de 1948 a la edad de 68 años. Y podemos mencionar a muchas otras, como Herta Oberheuser, Irma Grese, Elisabeth Volkenrath, Juana Bormann:
a las cuales podemos sumar otras carceleras igualmente bestiales y sádicas como Hermine Braunsteiner, Alice Orlowski, Elisabeth Marschall, Greta Bösel, Dorothea Binz, Ruth Closius, Ida Bertha Schreiber, Maria Mandel, Therese Rosi Brandel, Elizabeth Lupka, Margot Drexler, Jenny Wanda Barkmann, Elisabeth Becker, Wanda Klaff, Ewa Paradies, Gerda Steinhoff, Else Lieschen Frieda Ehrich, Frieda Jahnke, Ulla Erna Frieda Juerss, Hildegard Lächert, Margot Dreschel, Ruth Elfriede Hildner, Karla Mayer, Elfriede Mohnecke, Hildegard Neumann, Kaethe Hoern, Rosalie Leimboeck y Sydonia Bayer. Tal vez se preguntarán algunos qué es lo que puede inducir al mal llamado “sexo débil” a corromperse de esta manera convirtiendo a lo que de otra manera serían encantadoras damitas de sociedad en sádicas bestias asesinas que se deleitan con el dolor y el sufrimiento de otros. Además de la obvia explicación ofrecida por las religiones sobre la existencia de fuerzas metafísicas obscuras más allá de nuestra comprensión y entendimiento capaces de convertir a cualquiera de nosotros en un Himmler o en una Ilse Koch si no mantenemos nuestra guardia en alto, investigaciones recientes como las llevadas a cabo por Benjamin Lahey y Jean Decety de la Universidad de Chicago con la ayuda de la tomografía por resonancia magnética MRI están revelando que los cerebros de ciertas personas mantienen activados sus centros receptores y generadores de placer cuando le están causando dolor a otros; en pocas palabras, tienen una predisposición al crimen por cierto placer físico que obtienen de modo natural en sus cerebros al hacer sufrir y matar a otros. De cualquier manera, en estas personas inclinadas por su propia naturaleza al crimen aberrante y sádico se requiere un “gatillo” para liberarlas por completo de sus inhibiciones morales pasándolas en definitiva hacia “el lado obscuro de la Fuerza”. Y este gatillo es precisamente la perversa propaganda ultraderechística repleta de falsedades y odio como la que escriben tipos como Joaquín Bochaca. Tal es la fuerza seductora, tan potente como corruptora, de las fantasías que elaboran los pseudo-historiadores revisionistas de hoy, que ni siquiera las mujeres se pueden considerar inmunes a caer en la telaraña de esta la vil propaganda de la ultraderecha.
Las injusticias que Freda Utley en su libro The High Cost of Vengeance les atribuye a los aliados en contra de los “pobrecitos Nazis” que fueron capturados ya sea porque no se suicidaron o porque se largaron con sus fortunas mal habidas a un país dispuesto a asilarlos -como España, Argentina y Paraguay- están siendo utilizadas propagandísticamente ahora, hoy mismo, en el mismo país en donde dió inicio la locura Hitleriana, y como prueba de ello tenemos el siguiente párrafo traducido al Alemán de la versión original en Inglés que se encuentra en la página 203 de la publicación de 1949 del libro The High Cost of Vengeance:
En la siguiente fotografía vemos a un testigo de la fiscalía, el Doctor Kurte Sitte (cuyo Doctorado en Física no le sirvió para evitar ser un prisionero en Buchenwald desde septiembre de 1939 hasta que el campo fue liberado) identificando tres pedazos de piel humana tatuada y testificando cómo la piel humana tatuada era removida de los cadáveres de los prisioneros -ejecutados para tal efecto- para hacer artículos variados para oficiales de las SS:
Pues bien, poco tiempo después de recibir una pena de prisión perpetua, la cual fue considerada demasiado benigna por los asistentes al juicio, la defensa utilizando argumentos legaloides logró que la pena fuera reducida a una ridícula sentencia de tan sólo cuatro años de prisión, un hecho que escandalizó a la sociedad norteamericana. Además de este traspiés de la justicia, otros criminales Nazis que habían sido sentenciados a la pena de muerte o a cadena perpetua en base a los numerosos testimonios acumulados de los sobrevivientes también se salvaron sin muchas dificultades de dichas penas y vieron sus sentencias disminuídas considerablemente, como lo es el caso de una colega Nazi de Ilse Koch, Margarete Rabe, a la cual también se le conmutó su prisión perpetua por una ridícula sentencia que no llegó ni siquiera a los seis años de prisión. ¡Y aún así revisionistas como Freda Utley se quejan de que la justicia en Dachau estuvo amañada en contra de los “pobrecitos Nazis”! Tras ser puesta en completa libertad en 1951, Ilse Koch fué detenida nuevamente pero esta vez ya no por las fuerzas aliadas sino por los mismos alemanes que la llevaron nuevamente a juicio condenándola a prisión perpetua, sentencia que Ilse Koch burló quitándose cobardemente su propia vida en 1967 siguiendo los ejemplos de otros cobardes tan miserables como ella tales como Heinrich Himmler y Adolph Hitler. Si Joaquín Bochaca y sus asociados insisten en culpar a alguien por “la gran injusticia cometida en contra de la pobrecita Ilse Koch”, pues tendrán que voltear sus ojos hacia los mismos alemanes a los cuales hoy quieren fanatizar de nueva cuenta hacia el Nazismo.
Con todo lo que digan los ultraderechistas de nuestros tiempos, la excesiva generosidad mostrada por los aliados hacia los derrotados Nazis fue de tal magnitud que inclusive Gudrun Burwitz-Himmler, la hija del mismísimo Heinrich Himmler, aún se pasea y viaja tranquilamente por toda Europa en nuestros días, casada con el escritor Wulf Dieter Burwitz, ambos sumamente activos dentro de la comunidad Nazi alemana promoviendo el ascenso del neo-Nazismo en toda Europa. (Es muy posible que esta siniestra pareja tenga contactos estrechos con el mismo Joaquín Bochaca de Barcelona, habido el hecho de que los esfuerzos actuales de este tipo de gente es resucitar al Nazismo a nivel mundial; e inclusive es posible que también hayan aprendido ya a través de sus contactos en Latinoamérica acerca de la técnica creada en México en la ciudad de Guadalajara para la formación de sociedades secretas neo-Nazis con el propósito de infiltrar gobiernos para el establecimiento de gobiernos paralelos secretos.)
En la literatura de la ultraderecha fascista se habla muy poco por no decir casi nada acerca del hecho de que en la máxima locura del Nazismo que llamamos Holocausto no sólo participaron hombres embrutecidos con propaganda barata como la que escribe Joaquín Bochaca sino también mujeres como la terrible perra de Buchenwald Ilse Koch que con todo dista mucho de ser la única mujer que se transformó a sí misma en un enajenado demonio atormentando y matando a gente indefensa guiada tan sólo por el perverso placer de hacer sufrir en grado extremo a otros que por las circunstancias no podían defenderse de ella. La mayoría de estas mujeres tuvieron como base de operaciones el campo de concentración de Ravensbrück cerca de Furstenberg en Alemania, el cual era el único campo de concentración exclusivo para mujeres y el cual sirvió como base de entrenamiento para las enlistadas que pertenecían a las SS, de las cuales 3,500 mujeres recibieron “entrenamiento” en las técnicas “propias” de las SS. El número estimado de víctimas en este campo de concentración se estima en 92 mil. Una de las mujeres juzgadas por crímenes de guerra que laboró en dicho campo fué Emma Zimmer, mejor conocida como Menzel, muy temida por su brutalidad y su sadismo, la cual fue colgada en la horca el 20 de septiembre de 1948 a la edad de 68 años. Y podemos mencionar a muchas otras, como Herta Oberheuser, Irma Grese, Elisabeth Volkenrath, Juana Bormann:
a las cuales podemos sumar otras carceleras igualmente bestiales y sádicas como Hermine Braunsteiner, Alice Orlowski, Elisabeth Marschall, Greta Bösel, Dorothea Binz, Ruth Closius, Ida Bertha Schreiber, Maria Mandel, Therese Rosi Brandel, Elizabeth Lupka, Margot Drexler, Jenny Wanda Barkmann, Elisabeth Becker, Wanda Klaff, Ewa Paradies, Gerda Steinhoff, Else Lieschen Frieda Ehrich, Frieda Jahnke, Ulla Erna Frieda Juerss, Hildegard Lächert, Margot Dreschel, Ruth Elfriede Hildner, Karla Mayer, Elfriede Mohnecke, Hildegard Neumann, Kaethe Hoern, Rosalie Leimboeck y Sydonia Bayer. Tal vez se preguntarán algunos qué es lo que puede inducir al mal llamado “sexo débil” a corromperse de esta manera convirtiendo a lo que de otra manera serían encantadoras damitas de sociedad en sádicas bestias asesinas que se deleitan con el dolor y el sufrimiento de otros. Además de la obvia explicación ofrecida por las religiones sobre la existencia de fuerzas metafísicas obscuras más allá de nuestra comprensión y entendimiento capaces de convertir a cualquiera de nosotros en un Himmler o en una Ilse Koch si no mantenemos nuestra guardia en alto, investigaciones recientes como las llevadas a cabo por Benjamin Lahey y Jean Decety de la Universidad de Chicago con la ayuda de la tomografía por resonancia magnética MRI están revelando que los cerebros de ciertas personas mantienen activados sus centros receptores y generadores de placer cuando le están causando dolor a otros; en pocas palabras, tienen una predisposición al crimen por cierto placer físico que obtienen de modo natural en sus cerebros al hacer sufrir y matar a otros. De cualquier manera, en estas personas inclinadas por su propia naturaleza al crimen aberrante y sádico se requiere un “gatillo” para liberarlas por completo de sus inhibiciones morales pasándolas en definitiva hacia “el lado obscuro de la Fuerza”. Y este gatillo es precisamente la perversa propaganda ultraderechística repleta de falsedades y odio como la que escriben tipos como Joaquín Bochaca. Tal es la fuerza seductora, tan potente como corruptora, de las fantasías que elaboran los pseudo-historiadores revisionistas de hoy, que ni siquiera las mujeres se pueden considerar inmunes a caer en la telaraña de esta la vil propaganda de la ultraderecha.
Las injusticias que Freda Utley en su libro The High Cost of Vengeance les atribuye a los aliados en contra de los “pobrecitos Nazis” que fueron capturados ya sea porque no se suicidaron o porque se largaron con sus fortunas mal habidas a un país dispuesto a asilarlos -como España, Argentina y Paraguay- están siendo utilizadas propagandísticamente ahora, hoy mismo, en el mismo país en donde dió inicio la locura Hitleriana, y como prueba de ello tenemos el siguiente párrafo traducido al Alemán de la versión original en Inglés que se encuentra en la página 203 de la publicación de 1949 del libro The High Cost of Vengeance:
In einem 'berühmten' Fall hatte Kirschbaum einen gewissen Einstein vorgeführt, um zu beweisen, daß der Angeklagte Menzel Einsteins Bruder ermordet habe. Der Angeklagte wies aber mit der Hand nach der Zeugenbank; dort saß dieser Bruder. Darauf wandte sich Kirschbaum, peinlich verlegen, an Einstein und zischte ihm zu: 'Wie können wir dieses Schwein baumeln lassen, wenn Sie so blöd sind, Ihren Bruder zur Verhandlung mitzubringen!'
Esta anécdota acerca de las cómicas pifias presuntamente incurridas por un torpe fiscal norteamericano Kirschbaum en los juicios de Dachau y que se está multiplicando como la langosta en sitios neo-Nazis alemanes y austriacos está disponible también en Español, precisamente en la página 60 del libro El Mito de los Seis Millones de Joaquín Bochaca (en donde reclasifica al fiscal Kirschbaum como judío sin presentar prueba alguna de ello). Debemos preguntarnos: ¿Acaso era la intención de Freda Utley dejar como legado suyo el material que escribió para ser utilizado posteriormente en la resurrección del Nazismo, como una venganza personal suya en contra del comunismo Stalinista que la privó de su esposo? Si eso fué lo que la motivó, convirtiendo a los victimarios Nazis en víctimas, inclusive en mártires, hizo un buen trabajo en ello. Y si no lo fué, estando ya muerta es demasiado tarde para que le pueda pedir disculpas a alguien por ello.
Si ha de leerse el libro The High Cost of Vengeance con el fin de recabar todos los puntos de vista posibles, resulta imprescindible recurrir también a libros tales como Justice at Dachau: The Trials of an American Prosecutor de Joshua M. Greene tomando en cuenta que, con todas las deficiencias de que haya adolecido la justicia impartida a los Nazis por las fuerzas aliadas, al menos hubo algunos exonerados; en cambio en los tribunales de justicia Nazis tales como los Volksgerichtshof los acusados tenían su culpabilidad -e inclusive la sentencia- prácticamente decidida de antemano desde antes de comenzar el juicio. La indignación manifestada por Freda Ultley de que a sus “pobrecitos Nazis” se les haya juzgado en tribunales militares y no en tribunales civiles como se acostumbra hacerlo en Norteamérica está completamente fuera de lugar no sólo por el hecho de que todos los juicios fueron llevados a cabo en suelo extranjero lejos de territorio norteamericano sino por el hecho de que las circunstancias del caos posterior a la guerra y la magnitud de los crímenes de los acusados así como la premura del tiempo imposibilitaban la instalación de un enorme y costoso aparato judicial con comodidades como las que gozan los mismos norteamericanos dentro de territorio norteamericano. De igual manera, tampoco se podían aplicar técnicas de interrogatorio “suaves” en contra de endurecidos y fanatizados oficiales Nazis de las SS juramentados en su lealtad a Hitler hasta la muerte cuando al mismo tiempo aprovechando la confusión centenares de criminales de guerra Nazis (como John Demjanjuk conocido como Iván el Terrible, Klaus Barbie conocido como el Carnicero de Lyon, Josef Mengele conocido como el Angel de la Muerte, León Degrelle y muchos otros) estaban huyendo tranquilamente logrando evadir la acción de esa misma justicia que Freda Utley acusó de ser demasiado dura e inflexible.
Una buena parte de la propaganda neo-Nazi para acarrearle simpatías al Nazismo está basada en hechos magnificados deliberadamente hasta la exageración por la maquinaria de propaganda Nazi, tales como la masacre de Nemmersdorf, escenario de una ejecución llevada a cabo por las fuerzas soviéticas en contra de 14 civiles alemanes que fueron muertos a corta distancia. Tras la recuperación de Nemmersdorf por parte de las tropas Nazis, la maquinaria desinformativa Hitleriana no esperó un solo momento para acusar al Ejército Rojo de matar a decenas de civiles inflando los números e inclusive la forma en la que murieron las víctimas, narrando con lujo de detalles la descripción de mujeres violadas y posteriormente crucificadas, de lo cual sin embargo y extrañamente no existe una sola fotografía que documente tales crucifixiones pese a que los “reporteros de prensa” del Nazismo seguían a las tropas alemanas de cerca para documentar todo lo que pudiera ser utilizado como arma de propaganda en contra del enemigo.
Indudablemente que se cometieron excesos por parte de las tropas soviéticas, sobre todo en contra de los soldados alemanes que caían en sus manos, pero sin intención de justificar aquí tales excesos no se debe olvidar por un solo momento que fueron los alemanes quienes invadieron primero a Rusia con la intención de apoderarse de dicho país. Se estima que 20 millones de civiles rusos perdieron sus vidas a causa de la invasión Nazi, y los familiares de muchos de ellos no quedaron dispuestos ni a perdonar ni a mostrar compasión alguna, sobre todo al ir descubriendo en su lento avance hacia Alemania los horrores que se estaban cometiendo los Nazis en los campos de concentración. Los oficiales del Ejército soviético, ávidos de venganza, no estaban preparados para mostrar una compasión que los mismos agresores comportándose como chacales no habían mostrado al invadir su país. Y no sólo los soviéticos tenían motivos de sobra para querer hacer pagar muy caro a todos los que pelearon y a todos los que colaboraron para implantar el imperio de terror de Hitler en Rusia. Los esbirros de Hitler también tenían cuentas pendientes con los norteamericanos, especialmente tras matanzas como la masacre de Malmedy, de la cual nunca hablan pseudo-historiadores farsantes como Joaquín Bochaca (no hay mención de esta masacre ni en el libro Los crímenes de los “buenos” ni en el libro La Historia de los Vencidos) y asociados. De cualquier modo, en base a la asimetría con la cual los literatos de la ultraderecha manejan su basura, lo único justo para ellos es que al ir retrocediendo las hordas de Hitler -a un costo enorme para las tropas rusas- los rusos se hubiesen comportado con los “pobrecitos Nazis” de manera sumamente piadosa y compasiva, perdonándolos incondicionalmente e inclusive dejándolos regresar a Alemania en paz, perdonándoles también todo lo que estaban descubriendo que había estado ocurriendo en los campos de concentración liberados por el Ejército soviético. ¡Que al fin y al cabo el Holocausto, al decir de los revisionistas como Joaquín Bochaca, nunca ocurrió! Y en el caso de los norteamericanos, lo único “justo” sería que también les hubiesen perdonado a las tropas Nazis masacres como la de Malmedy, como si nada hubiera pasado, y que el gobierno norteamericano les hubiera dicho a los familiares de las víctimas de estas masacres Nazis: “Es que decidimos perdonarlos y dejarlos ir en paz. No vaya a ser que si intentamos castigar a alguno de ellos por estos crímenes algún escritor de algún país como España en el futuro nos lo esté recriminando usándolo como justificación para revivir al Nazismo”. En base a la doctrina de la asimetría, las huestes Hitlerianas estaban en todo su derecho de invadir a Rusia cuando les diera la gana y matar a quien les diera la gana y hacer todo lo que les diera la gana en dicho país (¡y lo hicieron!), y estaban también en todo su derecho de masacrar a los soldados norteamericanos que habían caído en sus manos, pero los agredidos y las víctimas no tenían jamás derecho alguno de defenderse y mucho menos de responder de la misma manera en contra del agresor, aguantándose cristianamente las ganas de tomar retribución. ¡Bonita doctrina ultraderechista ésta, la de la asimetría! Es así como apologistas del Nazismo tales como Freda Utley y Alfred-Maurice de Zayas (este último en su libro Nemesis at Postdam) denuncian la expulsión de la población alemana de los países que fueron recuperados por las fuerzas aliadas, pero voltean la cara hacia otro lado cuando se trata de recordarles que fueron precisamente los Prusianos quienes dieron inicio por vez primera a los programas de “limpieza étnica” y “alemanización” de territorios, lo cual alcanzó su clímax bajo Hitler. Y si se les pregunta a estos revisionistas: ¿qué es lo que planeaba hacer Hitler con los rusos -a quienes consideraba racialmente inferiores en base a sus doctrinas de supremacía racial- en caso de haber triunfado la invasión a Rusia?, pues de seguro también voltearán su cara hacia otro lado, y no precisamente de vergüenza.
Las únicas “verdades” de Joaquín Bochaca son “la gran conspiración judía masónica comunista”, la “grandeza” del Nazismo, el “mito del Holocausto”, y desde luego la asimetría. Es sobre estas “verdades” que hay que reinterpretar toda la Historia parándola de cabeza. Esta es la clase de “Historia” que quieren implantar en todas las escuelas públicas y privadas, como Hitler lo hizo en su época transformando a millares de jóvenes de ambos sexos en monstruos de maldad.
Como debe ser obvio, dinamitar en su totalidad el libro El Mito de los Seis Millones de 130 páginas de Joaquín Bochaca consumiría por lo menos unas 500 páginas. Sin embargo, con lo poco que hemos visto aquí debe ser clara la calaña de la que está hecho Joaquín Bochaca. Spectator no gastará más tiempo en la crítica analítica del libelo pseudo-histórico El Mito de los Seis Millones del charlatán neo-Nazi barcelonés producto primigenio de la era fascista del dictador ultraderechista Francisco Franco, por el simple hecho de que no vale la pena invertir más tiempo en él. De cualquier modo, la respuesta a varias de las patrañas negacionistas recicladas una y otra vez por negacionistas como Bochaca y sus miserables aliados neo-Nazis como el revisionista Institute for Historical Review se puede encontrar en otras referencias ampliamente disponibles en Internet.
Además del libro ya mencionado de la Doctora Deborah Lipstadt que Joaquín Bochaca mañosamente no incluyó ni mencionó en la extensa bibliografía de su libro, otro libro notoriamente proscrito por Boachaca es Holocaust Denial: Demographics, Testimonies and Ideologies de John C. Zimmerman, de 424 páginas, el cual aunque no fue elaborado por un historiador profesional como la Doctora Lipstadt, sí está extraordinariamente bien documentado, revisado y cotejado por numerosos académicos, incluyendo los profesores de la universidad en donde imparte clases el Profesor Zimmerman (University of Nevada). Este libro es el único que de manera detallada y comprensiva examina a fondo cada uno de los argumentos usados por los neo-Nazis de hoy tal y como ellos los exponen, estudiando sus metodologías, su uso de recursos y sus procesos de razonamiento. Responde a todas las cifras estadísticas que Joaquín Bochaca ha hecho suyas de otros negacionistas y revisionistas y que ha metido en su libro para darle credibilidad a su argumento de que el Holocausto fue un mito. Este libro del Profesor John Zimmerman por sí solo basta y es más que suficiente para desmoronar la totalidad de los argumentos negacionistas presentados por Joaquín Bochaca y sus numerosos compinches. De modo que, antes de salir a la calle para matar a todo aquél judío que se les cruce en su camino, los “adolfitos” y los “cabezas rapadas” de hoy bien harían en leer este libro a fondo antes de mancharse sus manos con la sangre de gente inocente movidos a ello por gente manipuladora y criminal que seguramente se quedará carcajeando al ver cómo hay estúpidos que han decidido hacerles caso.
Si Joaquín Bochaca desea poner a Spectator en ridículo ante la comunidad mundial, ya tiene aquí TRES retos mundiales que le han sido lanzados por Spectator. Naturalmente, Spectator tiene información adicional que no tiene planeado compartir con Joaquín Bochaca en relación a esos tres RETOS, para utilizarla en caso de que Bochaca quiera responder a los retos, porque Spectator no desea perder la oportunidad de seguir poniendo en ridículo a Joaquín Bochaca. Y Spectator tiene acceso a una base documental de datos muchísimo más amplia y extensa que lo que Joaquín Bochaca se pueda imaginar.
¿Por qué es tan importante responder de frente y AHORA al movimiento negacionista del Holocausto?
Porque las generaciones de todos aquellos testigos de primera mano que presenciaron con sus propios ojos la barbarie Nazi se están extinguiendo, y en pocos años ya no quedará ninguno de ellos Esta es la oportunidad dorada que están esperando los seguidores de la ultraderecha neo-Nazi mundial para resucitar en toda su intensidad el horror que consumió al planeta hace más de medio siglo. Ya no habrá nadie que les diga en sus propias caras: “Lo que tú estás negando yo lo viví y lo ví con mis propios ojos”. Ya no habrá nadie que les muestre las cicatrices de los experimentos “médicos” que los Nazis llevaron a cabo en ellos sin anestesia alguna. Ni siquiera habrá ya alguien que les muestre el número de internamiento que les fué tatuado permanentemente en su carne como parte de su confinamiento en los campos de concentración Nazis. Esta es precisamente la oportunidad que han estado esperando pacientemente bien-financiadas organizaciones terroristas secretas de extrema derecha como los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y la Organización Nacional del Yunque. Y han estado esperando pacientemente por décadas.
A mediados de los años veinte del siglo pasado, nadie tomaba muy en serio a un pequeño grupúsculo de fanáticos ultra-radicales en Alemania que no llegaba ni siquiera a cien individuos. Y el mundo entero pagó y sigue pagando hasta el día de hoy un costo estratosférico por tan fatal omisión. Hoy, casi un siglo después, estamos a un paso de cometer la misma equivocación.
Aquellos que no recuerdan el pasado,
están condenados a repetirlo
están condenados a repetirlo
12 Comments:
Bochaca es un memo, un bufon nazi, un depravado que apoyo al homosexual y drogadcito Hitler, y que niega las evidencias históricos.
L. Hachuel
"Otro libro notoriamente ausente en la bibliografía de Joaquín Bochaca es la obra Denying the Holocaust: The Growing Assault on Truth and Memory de la académica norteamericana Deborah Lipstadt:
la cual a diferencia de la gran mayoría de los revisionistas re-inventores de la Historia posee grados de Maestría y Doctorado en la materia de su especialidad. Tal vez su preparación académica y la contundencia de su respuesta a los revisionistas charlatanes es lo que le ha ganado la distinción de ser prácticamente proscrita de la literatura negacionista neo-Nazi."
Que petulante resultas, Spectator, al querer esgrimir como defecto, el escaso o nulo pedigri de algunos historiadores.
Pobres de los historiadores de la antiguedad, que jamas recibieron doctorados o titulos que los avalaran como tales.
No encuentro mencionado en su blog
al "negacionista" español Enrique Aynat.
¿De plano no merece ningún comentario?
JUAN PEREZ DIJO:
"Se trata de una situación similar a la que ocurrió cuando la Patria de Joaquín Bochaca era un poderoso imperio, cuando al mismo tiempo que la esclavitud dentro de la Península Ibérica era prácticamente inexistente, y muy lejos de la vista de los españoles que simplemente veían llegar los barcos repletos de oro y plata de América, no alcanzaban a ver lo que realmente estaba sucediendo al otro lado del mundo para alimentarle a su monarquía sus insaciables apetitos de minerales preciosos; ninguno de ellos veía con sus propios ojos cómo a los indígenas se les herraban los rostros con hierros candentes para asentar “derechos de propiedad” sobre los eslavos, ninguno de ellos veía cómo morían los indígenas en las minas de oro y plata trabajando de sol a sol en la más abyecta esclavitud, ninguno de ellos veía cómo los brutales Conquistadores incurrían en todo tipo de barbaridades ni veían cómo sus emisarios en el continente americano comportándose peor que animales violaban a su antojo a niñas indígenas que no pasaban de los diez años. Así fué como se inició el mestizaje en América."
Un poco de odio antiespañol no viene mal para añadir.
Proporcione Spectator fuentes incontrastables e imparcialísimas de estas acusaciones. Lanzado esta mi reto.
En relación al reto enviado el 10 de agosto del 2009 por un comentarista que se hace llamar a sí mismo Juan Pérez:
Sobre los excesos cometidos por los Conquistadores españoles enviados por la Corona para la invasión de América con la finalidad de saquear la mayor cantidad posible de oro y plata de dichas tierras incurriendo en terribles excesos por los cuales los Reyes dizque Católicos jamás ofrecieron disculpa alguna a los pueblos subyugados, para muestra un botón basta, y Spectator le recomienda al despistado comentarista consultar todas las fuentes históricas de las que pueda echar mano para enterarse por cuenta propia sobre quién fue realmente Pedro de Alvarado. Lo mucho que se ha escrito acerca de este hombre atroz cuyo bárbaro comportamiento no le pide nada a los oficiales de las SS de Hitler no es cosa inventada por Spectator, obra en materiales cuya autenticidad los historiadores de mayor prestigio en la actualidad no ponen en tela de duda. Y se pueden citar muchos ejemplos más como Pedro de Alvarado. Por otro lado, la destrucción casi total que llevaron a cabo los invasores españoles de las culturas en América fue de una naturaleza tal que de una de las civilizaciones precolombinas más avanzadas que haya tenido el continente americano, la civilización maya, la cual había desarrollado un sofisticado sistema de escritura, no quedó prácticamente nada, porque las bibliotecas en las cuales tenían almacenados sus conocimientos fueron quemadas en un acto de barbarie ni siquiera equiparable a las quemas de libros llevadas a cabo por los Nazis.
El material que hay sobre los excesos incurridos por los invasores enviados por los Reyes Católicos para el sojuzgamiento de América es extenso, y Spectator le recomienda al comentarista que se inscriba en un programa de Licenciatura en Historia en una buena universidad mexicana como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) considerada entre las mejores del mundo. Los académicos de la UNAM le podrán explicar mejor al despistado comentarista en los 5 años que le lleve hacer la carrera todo lo que obviamente Spectator no le puede explicar en unos cuantos párrafos. Los profesores de Historia le podrán explicar mejor al comentarista que la esclavitud en América llevada a cabo por los Conquistadores españoles no es una ficción inventada recientemente por Spectator, hay mucho material acerca de este hecho y de la extensión con la que fue practicada.
En relación a la observación hecha el 7 de agosto del 2009 por un comentarista sobre la notoria ausencia del negacionista español Enrique Aynat Eknes entre los análisis e investigaciones de Spectator, se señalará aquí que si el “gran abuelo” de la extrema derecha española Joaquín Bochaca peca en sus obras no sólo de falta de profesionalismo e imparcialidad sino inclusive exhibe una parcialidad ciega y grotesca a favor de la causa Hitleriana que demerita su obra al grado de convertirla en mera fuente de propaganda para la formación de las nuevas generaciones de neo-Nazis, la obra de Aynat Eknes adolece de defectos aún peores que los que podemos encontrar en los libros de Bochaca, y es por esto que Aynat Eknes no es tan citado como Bochaca e inclusive entre los mismos ultraderechistas evitan recurrir a su obra con la frecuencia con la que recurren a Bochaca. En lo que a Spectator respecta, Enrique Aynat Eknes no es tan importante. Las águilas no cazan moscas.
Tu blog es fascinante, Spectator,admiro ver como refutas los negacionistas y defensores de nazis y genocidas. A tanto neonazi que cree que Hitler es un gran líder le hace falta leerlo.
Pero tengo una inquietud, tras haber leído en internet algunos capítulos del libro de Boachaca.Sobre los supuestos crímenes de guerra aliados,sobre todo USA e Inglaterra.
De Stalin y Hitler;guerra de exterminio total y mutua.Ninguno respeto sus prisioneros de guerras y ambos cometieron horribles masacres y violaciones en masa.
Pero lo que los negacionistas NUNCA mencionarán es el olvidadísimo GeneralPlan Ost,de tan solo leerlo se ponen los pelos de punta,supera a los bolcheviques en Ucrania 1932!
¿Como es eso de los "prisioneros alemanes"supuestamente muertos a manos de americanos y britanicos?
¿Es cierto "El Plan Morghentau" y otras cosas que Boachaca repite inisitentemente?
No niego que los aliados,sobre todo Stalin,hayan cometido crímenes,pero estoy seguro que si Hitler hubiese ganado.....ni pensar siquiera lo que habría hecho,piensa que Hitler hubiese muerto en 1951,por ahí y salga uno peor!!!Y ningún "judío ladrón", nadie los habría salvado de ese loco.
Si tienes alguna respuesta,en tu blog,deja el link.
Heil Hitler, marranos anuzimmm.
Goliath.
Es realmente impresionante tu análisis. Agradezco que exista gente como vos en este mundo.
Muchas, muchas gracias Prometeo o quienes estén detrás de ese membreto. Me han despertado el interés por el revisonismo del holocausto, algo me decía que había truco detrás de tantas exageraciones.
De nuevo Gracias.
Ulises.
Al anónimo que está programado para vomitar frases repulsivas que glorifican al tirano y genocida de Hitler sólo puedo decirle: se nota cuando alguien se toma la molestia de leer algo como yo lo hice) y cuándo un zombie prefiere hacer oídos soros y escudarse en la ignorancia y el orgullo. El fascismo se cura leyendo.
Excelente trabajo, Spectator. Impecable e informativo. A ver con qué mentiras intentan seguir engañando los apologistas de la barbarie.
PD: El anónimo en cuestión al menos tuvo la decencia de hacerse llamar Goliath. Como el gigante bruto filisteo que fue vencido en combate por el humilde David, siervo de Dios y ancestro del Rey de los Judíos. Perfecta analogía, aunque presumo que el zombie no estaba al tanto de las implicaciones.
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